La convocatoria del Ni Una Menos se profundiza como espacio transfeminista y anticolonial, recuperando las calles

Spread the love

Por Marina Caivano

A 8 años de su primer movilización, en un marco de crisis económica y de incertidumbre ante la amenaza de las derechas que desean “barrer” las conquistas alcanzadas, NI Una Menos resiste, se redefine y se hace presente en las calles con miles de mujeres y disidencias sexuales que llenaron la Plaza del Congreso de la Nación.

Con el lema “Vivas, libres, desendeudades y en las calles nos queremos”, organizaciones feministas y del colectivo LGBTTIQ+ marcharon con un clima primaveral que acompañó la jornada de lucha mientras sonaban tambores y cánticos.

La organización de este 3J, fiel al espíritu asambleario del movimiento, se había construido previamente mediante asambleas abiertas realizadas en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires (CTA, barrio Padre Múgica de la villa 31 y Plaza Constitución), donde luego de escucharse se consensuó el documento final que fue firmado por más de cien agrupaciones políticas, transfeministas, estudiantiles, sindicales y territoriales.

Foto Pablo Cuarterolo

La diversidad de reclamos que se oyeron en el escenario dio cuenta de la amplitud lograda por el movimiento que núcleo bajo el mismo lema a trabajadoras sexuales y a organizaciones contra la trata de personas (tema que generalmente genera conflictos y disensos en los Encuentros Nacionales de Mujeres).

“Basta de femicidios, lesbicidios, travesticidios, transfemicidios y transhomicidios” fue el punto inicial del documento, luego siguieron la efectiva implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), la urgencia de una reforma judicial transfeminista, la denuncia de la violencia judicial, mediática y política a Cristina Fernández de Kirchner y el freno al ajuste para pagar la deuda con el FMI.

“El hambre es violencia. Basta de ajuste para pagar la Deuda con el FMI. El ajuste recae sobre nuestro trabajo pago y no pago. Nuestras jornadas laborales triples están cada vez más precarizadas. No llegamos a fin de mes y estamos cada vez más endeudades para sobrevivir. Que la deuda la paguen quienes la fugaron, no con nuestros cuerpos, no con nuestras vidas.”- se declamó desde el escenario.

Con cifras que arrojan que en los últimos ocho años hubo 2.257 femicidios en la Argentina, uno cada 31 horas, los desafíos son grandes. Una derecha de corte fascista que anuncia su deseo de cerrar los Ministerios de la Mujer y acabar con todas las políticas con perspectiva de género, con la ESI y con el aborto legal, entre otras.