Feminismos, el origen: de Revolución en Revolución

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#ReformaJudicialFeminista

Por Silvina Perugino, en su análisis sobre la necesidad de una Reforma Judicial Feminista, en el programa Martillá de Radio Olazabal

Las implicancias del postulado que declama la “Reforma judicial feminista”, nos obliga a trabajar en la conceptualización del feminismo, y verlo como un movimiento social, político y cultural que se ha conformado a partir de una mirada crítica sobre la realidad y sobre las desigualdades que rodean el desarrollo de las personas en la sociedad, aglutinando a partir de allí, distintas luchas. El feminismo parece haber hecho culto desde su origen a la famosa tesis 11, ya que desde sus comienzos ha trabajado por transformar el mundo.

Ahora, para adentrarnos en este movimiento feminista, nos remontamos a 1789 al proceso histórico de la Revolución Francesa, donde si bien no podemos hablar de comienzo del feminismo en sentido estricto, sí podemos ubicar a una de sus precursoras. Nos referimos a Olympe de Gouges, cuyo nombre real era Marie Gouze, que al enviudar renuncia al nombre de su marido “Aubray” y al apellido de su padre Gouze, y se bautiza Olimpia. Se desarrolla en el ámbito de la escritura con un fuerte contenido político e ideológico, llevando a un lugar de preponderancia las reivindicaciones de las mujeres como es el caso de la obra: “Mujer Misántropa, la necesidad del divorcio”. También realiza textos de carácter netamente político, “panfletos”, y llega a dirigir el periódico “L´ impacient”.

Olimpia, pese a ser parte activa del proceso de la Revolución Francesa, no duda en hacer públicas las contradicciones de la propia revolución. En 1791 publica “Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana”, y denuncia cómo el proceso revolucionario se valió de las mujeres, para una vez en el poder, pretender volverlas a sus roles domésticos y al ámbito privado. Esta declaración fue presentada a la Asamblea Nacional Francesa, con el apoyo de varias revolucionarias, pero ignorada por los Jacobinos. Finalmente es acusada de sediciosa y monárquica, por oponerse a la pena de muerte contra el Rey Luis XVI, es condenada a la guillotina, y asesinada en 1793.

Un año antes, en 1792 en Inglaterra Mary Wollstonecraft publicaba su obra: “Vindicación de los derechos de las mujeres”, en un contexto convulsionado por la Revolución y alrededor de las ideas de libertad que profundizaban el debate sobre la esclavitud. La obra de Mary, cobra una relevancia especial ya que configura la primera obra escrita en formato libro, que reivindica los derechos de las mujeres. Además lo hace desde la idea de reconocimiento de derechos, en clave del concepto de ciudadanía tan discutido en esos momentos por el movimiento antiesclavista. La obra reclama especialmente el derecho a la educación y la posibilidad de las mujeres de salir del ámbito doméstico encargadas de las tareas de cuidado.

En paralelo con la conocida Revolución Francesa, durante los años 1791-1804, en estas tierras de Nuestra América Latina, más precisamente en Haití, se desarrollaba otra revolución que será históricamente invisibilizada por la historia. Nos interesa destacar de este proceso revolucionario dos cuestiones: por un lado que configuró el primer proceso que terminó con la esclavitud en estas tierras y por otro lado que fue la primera declaración en términos de plexo legal de un Estado que reconoció los derechos de las mujeres y declaró la igualdad entre éstas y los varones.

En 1846, Flora Tristán publica en París “Emancipación de la mujer”, otro de los textos fundamentales de las precursoras del movimiento feminista. Unos años antes, en 1840 Flora, había publicado “La unión obrera”, texto que hace una fuerte reivindicación a la emancipación de los trabajadores, y donde planea que ésta debe estar unida a la emancipación de la mujer. Flora, utiliza por primera vez en ese texto la famosa frase “Proletarios del mundo, uníos”, que fue consigna 8 años después en el Manifiesta Comunista de Karl Marx.

Unos años después, en 1848 en Estados Unidos, más precisamente en Nueva York, se llevó adelante la Convención de Seneca Falls promovida por Lucretia Mott y Elizabeth Cady. De dicha Convención se desprende la conocida “Declaración de sentimientos” donde se denuncia la falta de reconocimiento de derechos a las que son sometidas las mujeres. Sociedad Reformista NewYorkina en 1834 y el Primer Congreso Antiesclavista Femenino celebrado en 1837 en Nueva York. Es interesante reflexionar cómo la lucha contra la esclavitud, abrió paso entre las referentas para comenzar a trabajar el reclamo por los propios derechos.

En 1869 Stuart Mill, quien fuera esposo de Harriet Taylor una escritora y filósofa defensora de los derechos de las mujeres, publica “Sujeción de la mujer”, en esta obra aboga fuertemente por el derecho de las mujeres a la educación y también a la incorporación de la misma al trabajo. Dos años antes, había presentado ante la Cámara de los Comunes, un proyecto para que se les reconozca a las mujeres, el derecho al sufragio.

Otro hito en cuanto obra filosófica política de envergadura que haya tratado la temática de la mujer, fue “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, escrita en 1884 por Federico Engels. De las obras y escritos que repasamos anteriormentes, ésta última ha sido sin dudas la de mayor relevancia, ya que en esta obra, Engels, más allá de la caracterización de la problemática de la mujer, avanza en historizar el proceso de dominación y lo enclava en un proceso complejo de desarrollo de los sistemas proto capitalistas, de la familia y del Estado.

Con respecto al movimiento político de mujeres, destacar los encuentros internacionales de mujeres socialistas, como los primeros en conformarse con el apoyo de partidos políticos formales. Así, en 1907 en Alemania se realizó el Primer Encuentro y el segundo en 1910 en Copenhague, donde a propuesta de Clara Zetkin se propuso el 8 de marzo como el Dia de la Mujer Trabajadora, conmemoración aún vigente.

Por último, en esta primera entrega queremos resaltar el rol fundante que ha tenido la Revolución Bolchevique, de 1917, como bisagra en cuanto al reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, de hecho ha sido el primer proceso político revolucionario en el que las mujeres tuvieron un papel protagónico, no sólo en cuanto a la participación en masa, sino a ocupar lugares de conducción en la proceso. El momento, presenciaba, por un lado el reclamo por el derecho al sufragio femenino, en Inglaterra y Estados Unidos, y por otro, un conjunto de mujeres, lideres, activistas y parte de un proceso revolucionario que marcará varios hitos en la historia y es sin dudas, el de la participación política de las mujeres.