Hace 49 años fallecía en la clandestinidad el gran dirigente sindical Agustín Tosco
Por: Juan Carlos Cena y Elena Luz González Bazán
El Agustín como lo llamaban algunos de sus compañeros, otros el Gringo, otros, simplemente Tosco, nace poco después de que revienta la bolsa de Wall Street. En nuestro país, el modelo agro exportador estaba en un proceso de agotamiento, y en forma paralela comenzaba un proceso industrializador de productos primarios.
Agustín nace, se cría, y desarrolla parte de personalidad dentro de un marco rural, en Moldes, a 80 kilómetros de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. La dura realidad social penetraba en su hogar, los pisos de su casa eran de tierra apisonada.
Tosco fue esos hombres que militó la terquedad de la esperanza, un autodidacta, anduvo siempre en la búsqueda de ampliar el conocimiento, como una manera de ser cada más libre, buscó perfeccionarlo a través de la lectura y el estudio, éste, fue uno de las modalidades para ampliar el conocimiento, tanto humanísticos, políticos o técnicos; el otro, fue el de bucear en las aguas profundas de la practica concreta, y combinaba la teoría con esa práctica, en un ejercicio permanente de comprobación.
El otro aspecto de su personalidad, pero que tiene que ver con la integralidad del hombre, fue la de cumplir con los mandatos que le daban sus iguales: los compañeros, la de ser buen trabajador, la de tener una actitud correcta frente al trabajo, ante sus compañeros en la relación social diaria, ser solidario, una de las formas era la de transmitir sin egoísmos el conocimiento acumulado del oficio, cualidad de esa particularidad, que es ignorada en los mundos académicos cuando se trata de la descripción de un trabajador.
Una fuerte concepción fue la de obrar siempre en forma colectiva, lo demostraba en los hechos concretos, hablaba y actuaba en plural siempre rodeado de sus pares.
Desarrolló su pensamiento buscando otra realidad para el Movimiento Obrero Argentino, que se centraba en la rotura de las cadenas que lo oprimían.
Tuvo claro que la democracia sindical no pasaba por la hegemonía del dedo, sino por las asambleas de cada sector, cuerpo de delegados o generales únicos órganos soberanos que consolidaban y refrendaban la lucha del movimiento obrero. Nada podía sustituir a las asambleas, ellas eran superiores a los cuerpos directivos.
Fue claro al señalar que el reclamo económico solamente, era una trampa tendida por los explotadores. Este, el patrón, trataba de penetrar con esa concepción, la de pelear solo por el salario y otras reivindicaciones parecidas. Era la ideología del economicismo que se inmiscuía en el seno de las luchas de los trabajadores para desviar el problema central, la lucha de clases en el marco de la lidia por la liberación nacional, para terminar con la explotación del hombre por el hombre.
Acabar, definitivamente, con explotados y explotadores, terminar con los sueños de los explotadores que quieren que los trabajadores trabajen de la cuna a la tumba.
Eso fue lo que intentaron en intentan en la actualidad los dirigentes obreros participacionistas o colaboracionistas, y los llamados burócratas en los tiempos contemporáneos, cuando buscaban y buscan artimañas para que la lucha sólo sea por el salario. Y que además, el Movimiento obrero fuera apolítico, tal como lo pretendían y pretenden las patronales, el Estado y las burocracias entregadas.
Tosco y sus compañeros, expresaban distintas corrientes del pensamiento político local y nacional, tuvieron claro que no se puede introducir ningún partido político en forma preeminente, ni darle un tinte partidario al sindicato. Entre los trabajadores, en el seno de la clase obrera conviven y existen distintas expresiones, identidades, creencias y pensamientos. Por eso sostenían que la política sindical es la forma política más importante y compleja a desarrollar. Tosco nunca confundió el papel del militante de un partido político, con la de un militante gremial, son total y absolutamente diferentes.
Sabía que la elección del delegado era de vital importancia. Era el momento donde se ejercía la democracia obrera en forma directa sin intermediarios. El delegado es la raíz que nutre de savia al sindicato, que viene desde los socavones de la clase trabajadora. Una vez elegido el delegado, pasa a ser la voz de todos, el que transporta las ideas y las palabras de todos, el ya no es más él, él es todos los compañeros que lo eligieron para que lleve la voz del conjunto. Las cualidades debían ser muy sencillas; ser un buen trabajador y un mejor compañero.
Uno de los aspectos que debemos rescatar de entre las cenizas que el neoliberalismo destruyó, es la cultura del trabajo.
Tiene que ver con la relación social diaria, permanente, en el lugar de trabajo, en el sindicato, en el barrio, en los clubes de trabajadores. En el lugar de trabajo con la transmisión del oficio, transferencia de las enseñanzas centenarias que vienen de un proceso de acumulación del conocimiento. Labor que le correspondía a los trabajadores mayores, como un mandato no escrito, sin egoísmos de por medio. La transmisión oral de los más grandes a los más jóvenes, de los maestros hacia los aprendices, como en las grandes comunidades antiguas, donde el consejo de ancianos era la fuente de toda sabiduría.
Los trabajadores reconocen a sus maestros en el oficio y el trabajo diario, esta es parte de la esencia de una cultura de la transmisión, de la solidaridad, del compañerismo, de los códigos entre trabajadores, que se verifica en la vida cotidiana del trabajo y en la lucha por sus derechos.
Afirmamos que el neoliberalismo bregó por aniquilar todo lo que tenga que ver con la cultura del trabajo, había que imponer la desindustrialización del país y darle la bienvenida a un país con grandes pizarras, acciones y cotizaciones, más todos los privilegios a los bancos; o sea, el modelo financiero de concentración económica. Para imponer esta desindustrialización había que derrotar y posteriormente liquidar a la clase obrera, física y culturalmente.
Por otro lado, el Gringo definirá dos tipos de sindicalismo, nudo esencial de un pensamiento que marcará las diferencias y contradicciones entre los dirigentes obreros, los que utilizan a la clase obrera para sus intereses particulares y los que son auténticos representantes.
Estas afirmaciones las realiza en medio de la lucha ideológica y política con el participacionismo que estaban demostrando sobradamente, estas premisas, no sólo por su accionar, sino por los niveles de burocratización y corrupción, enquistados en los sillones, eran favorecidos con todas las prebendas, se habían corrompido. En esto se les iba la vida a los dirigentes burocráticos, en componendas con los grupos y sectores de poder, con las fuerzas armadas dando legitimidad a los golpes de estado.
Por otro lado, y fundamentalmente, el sindicalismo peronista se había transformado en la expresión política del ausente partido justicialista y la expresión contestaría de las masas peronistas. Aquellas habían virado hacia la resistencia, hacia la confrontación y hacia una búsqueda de nuevos dirigentes. Muchos dirigentes luego se burocratizaron, que antes fueron parte de la Resistencia Peronista, mientras unos pelearon por la vuelta de Perón, otros planteaban el peronismo sin Perón.
Por eso el pensamiento de Tosco giraba sobre la trascendencia de esos momentos de lucha del movimiento obrero y los trabajadores, y el carácter de clase que debía adquirir el sindicalismo.
Por esto, la premisa de Tosco, su pensamiento sobre el Sindicalismo de Liberación se asienta sobre tres banderas: la de unidad y lucha, la de justicia social, soberanía política y liberación nacional.
Además de la lucha sindical particular de su sindicato participaba en la confrontación general, en la esfera institucional y política del momento, estaba la disputa clandestina contra la dictadura encabezada por Onganía, autodenominada Revolución Argentina. En esa pelea Tosco plantea un sindicalismo para disputar en todos los espacios, no había que dejar ningún flanco descuidado, depende, afirmaba: «del momento en que se viva, de cómo instrumentar esa lucha, bregar para que sea la clase obrera y el pueblo los que la llevan adelante». Teniendo en claro siempre, que sólo la democracia de bases es la forma y que no puede ser suplantada por otras maneras de funcionamiento, y que es la relación que existe y debe continuar entre dirigentes y las bases, mecanismo y ejercicio que logra la concientización de todos y reafirma su compromiso para la lucha.
Las asambleas que se realizaban, y realizan por sectores, en unidades o sectores de trabajo, estaban acorde con la línea de pensamiento del Gringo, que el recogía de viejas tradiciones obreras, que las recreaba y la plasma en la práctica. En la resistencia, en clandestinidad, o en una situación institucional normal, nunca esa democracia de bases, esa relación social y política entre dirigentes y cuerpos de delegados puede ser suplantada por otras formas.
Por eso el Gringo irá conformando un módulo donde confluirían la teoría y la práctica, teoría que se asienta sobre la vida misma, sobre las experiencias, sobre aquellos teóricos a los cuales consulta, nombra y que levanta sin ningún resquemor: ¨yendo a la dialéctica de la historia y como decía el gran Lenin, al avance del proceso revolucionario se intensifica el proceso contrarrevolucionario¨ .
Su planteo antiburocrático, antipatronal, antiimperialista se enmarca en la teoría de la dependencia, por eso la lucha por la liberación nacional y social, por eso la concepción del sindicalismo de liberación, esencial en el proceso de transformación hacia una nueva sociedad.
Cabe una aclaración, en 1970 se publica un trabajo de investigación de los brasileños Theotonio Dos Santos y Enrique Cardozo, ex presidente de Brasil, ambos elaboran la Teoría de la Dependencia. Países centrales y periféricos. Un centro hegemónico y un conglomerado de naciones en nivel de dependencia, económica, social, políticamente hablando.
Por tal razón, la consigna del sindicalismo para la liberación nacional que emanaba del pensamiento del Gringo Tosco, se ratifica en esa investigación y se llena de contenido. La doctrina sindical tosquiana la hace suya, levanta las banderas de justicia social y liberación nacional, formando parte de todos los planteos
Tosco atacaba de esa forma los conceptos del liberalismo económico y del totalitarismo político que se habían hecho carne en la burocracia sindical, aquella que encarnaban las intervenciones a los sindicatos para frenar la democracia y la participación de las bases, porque de esa forma se paraba el avance de la conciencia en la lucha, la que se adquiría, la que era parte de ser la ¨vanguardia organizada y combativa de los demás sectores populares…¨ .
Tosco no sólo analizaba al movimiento obrero, sino el lugar que le cabe a la clase obrera como sujeto histórico de las transformaciones revolucionarias, de la sociedad, donde la vanguardia no estaba solamente en un partido político, sino en la única clase social capaz de generar esos cambios: la clase obrera.
El sistema capitalista mundial concentra los medios de producción, pero necesita de una clase obrera que venda su fuerza de trabajo en el mercado laboral en forma vil. La resistencia a esa vil venta de la fuerza de trabajo genera la que se denomina lucha de clases, contradicción fundamental: entre la burguesía y el proletariado, entre explotadores y explotados.
Sólo los explotados son los que pueden terminar con las imposiciones del sistema. Un sistema que utilizaba, y utiliza, los medios represivos, la persecución, imponiendo una ideología y una cultura que intenta desnaturalizar las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo; inculcando formas culturales donde pregona la necesidad del apoliticismo y el egoísmo en sindicatos y durante la lucha sindical.
Es dable de tener en cuenta, y es una enseñanza, que la burguesía, nunca abandonó la lucha de clases, ni concilió con la clase obrera. Atento a ello el Gringo afirmaba a modo de reflexión ¨cada compañero tiene, no sólo el derecho sino él deber de pensar políticamente y la opción de estar afiliado o no, de ser militante o no, de una agrupación política¨ .
Con ese nivel de confrontación y enunciando la lucha de clases, se plantea en su pensamiento, que el apoliticismo es una malformación política reaccionaria, que va contra los intereses de la clase obrera y que sólo es necesaria para la clase de los explotadores, siendo la burocracia sindical su vehículo, aliada incondicional.
Tosco reafirmaba al decir: «…el rol de la clase obrera no es participar como socio menor y subalternos en las esferas del poder de la oligarquía y de la reacción, sino impulsar las transformaciones revolucionarias que cambien en profundidad este sistema de opresión, de explotación y miseria. El papel de la clase obrera es ser vanguardia organizada y combativa de los demás sectores populares para lograr la liberación social y nacional de los argentinos».
A la gesta del Cordobazo la definía como que ¨fue una rebelión obrera y popular (…) surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar¨.
A 30 años de su desaparición podemos decir sencillamente: se fue el Gringo, el respetado por todos. Nos quedaron sus enseñanzas a través de la lucha y de la práctica concreta de su militancia. Otros rasgos además lo distinguían como la intransigencia en la defensa de sus principios, su tremenda fuerza moral y ética, su amor a la libertad; fue un rebelde obrero, duro, pero esa severidad nunca le hizo perder la ternura que le profesaba a todos sus compañeros.
Desde entonces la figura del Gringo Tosco se recorta lenta y obstinadamente, venciendo al silencio y al olvido, ensanchando día a día el campo de la memoria.
El cordobazo, una rebelión obrera y popular
Reportaje realizado por el periodista François Géze a Agustin Tosco en agosto de 1974.
— ¿Qué papel jugó el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba en las luchas de 1969 y de 1971?
— Nuestro sindicato -y yo era el delegado al plenario de gremios-fue el que hizo la moción, la proposición del paro activo para el 29 de mayo de 1969. Lo recuerdo bien, y no es sólo un aspecto formal de la cuestión, haberse parado y hacer una moción. Lo importante fue la fundamentación de esa moción, en el sentido de enfrentar a la dictadura militar, de enfrentar la experiencia neocorporativista que se hacía en la provincia de Córdoba con la creación de un consejo asesor económico social; de enfrentar la política económica de estabilización monetaria, como la llamaban, y que tenía una especie de primer ministro, el ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena, y de trabajar con los demás sindicatos y con los estudiantes en la organización de las concentraciones que fueron programadas en distintos puntos de la ciudad.
La ciudad está rodeada de un sector industrial con predominancia de los trabajadores de IKARenault y de Fiat. En 1969 Fiat no participó porque tenía un sindicato propatronal, pero sí participó como uno de los pilares fundamentales del Cordobazo el SMATA. Las primeras barricadas que se hicieron y esto consta en algunos libros publicados sobre el tema fueron frente a la sede central de los trabajadores de la administración del servicio público de electricidad. O sea, estuvieron organizados por los militantes de nuestro Sindicato.
Luz y Fuerza participaba en el Comité de Huelga, que estaba integrado, además, por otros cinco sindicatos. El Comité también tenían un enlace con los compañeros estudiantes.
Muchas veces se hablé del espontaneísmo del Cordobazo. Nosotros no estamos de acuerdo. Decimos que no hubo espontaneísmo, salvo en lo que rodeó lo esencial, a la organización, a lo programado del Cordobazo. Hubo espontaneidad en la adhesión de la gente, en la militancia de la gente, en la solidaridad del pueblo con los obreros y estudiantes que luchaban.La lucha comienza al reprimir la policía.
Los compañeros del SMATA, los trabajadores de IKA-Renault que venían avanzando, los compañeros de Luz y Fuerza que se concentran frente a la Empresa, los compañeros de cerveceros, del vidrio, de distintas concentraciones en la periferia de la ciudad, venían avanzando hacía el centro para hacer una gran concentración pues ése era el objetivo. Y todos estos compañeros fueron atacados por la policía, especialmente los mecánicos y los de Luz y Fuerza. Ahí es cuando surge la capacidad de lucha de los trabajadores, porque todo esto venía precedido de una serie de represiones en distintos lugares del país, incluso en Córdoba. Ya había muertos: los casos de Hilda Guerrero de Molina en Tucumán, de Cabral en Corrientes, de Bello y Blanco en Rosario y todas estas represiones habían provocado gran indignación.
La situación era que la policía estaba matando gente y no había defensas para ello. Entonces se decidió enfrentar a la policía, de forma que no pudiera seguir matando gente impunemente.
Cuando los compañeros enfrentan a la policía, se hacen las barricadas, se atrincheran, digamos así, los contingentes obreros y estudiantiles. La policía entonces retrocede. Incluso, IV ANIVERSARIO DEL CORDOBAZO Con la presencia del presidente de Cuba Osvaldo Dorticos los obreros avanzan. Hay películas, fotografías, donde se observa que la policía huye, directamente.
Esto comenzó a las once de la mañana, y a las cinco de la tarde debían intervenir el Ejército.
Más o menos nosotros calculamos que hubo unas 50.000 personas en la zona de la ciudad que estaban en la calle con sus barricadas y ya se habían tornado el centro, el Barrio Clínicas, que es el lugar donde están fundamentalmente radicados los estudiantes. A la noche se produjo un, apagón de luz que duró mas de cuatro horas, y fueron tomadas las comisarias, las sedes de la policía en la periferia.
El Ejército, en alguna medida logra desalojar el centro. Hacía fuego indiscriminadamente.
Entonces fueron los barrios y cortadas las principales rutas de la ciudad.
Al otro día nosotros caímos presos. Nos espesaron y nos llevaron a la policía. Entró, al Sindicato de Luz y Fuerza, la Gendarmería Nacional, y nos encontró aquí, por-que el día 30 de mayo nosotros teníamos una reunión. La huelga se debía cumplir el 29 y 30, y ese día debíamos lanzar otra serie de paros. Como fue un golpe sorpresivo -nosotros no teníamos conocimiento de la intervención de la Gendarmería Nacional-nos dieron un golpe de mano ch el sindicato. Llegaron los gendarmes con las metralletas haciendo fuego, nos arrinconaron y nos detuvieron a todos. Nosotros ya sabíamos que había habido muchos muertos.
Oficialmente se dijo que hubo 34 muertos, 400 heridos y 2000 presos.
Cuando nos detuvieron nos llevaron a una de las sedes militares -que también rodean Córdoba, o al menos está cerca de las principales entradas, y nos juzgaron tribunales militares.
Nos preguntaron si éramos partidarios de la violencia y nosotros utilizamos como argumento las declaraciones de la Conferencia Episcopal de la Conferencia de América Latina (CELAM), conocidas por el documento de Medellín, entonces muy en boga, que afirmaban que la violencia, cuando es de los pobres, es un acto de legítima justicia.
Yo fui uno de los que di esa explicación al tribunal militar, pero por el resultado es evidente que no convencí, porque me condenaron a 8 años y 3 meses de cárcel.
En total hubo 34 condenados a la cárcel. Como se había declarado la huelga general por tiempo indeterminado, vino el general Lanusse que era comandante en jefe del Ejército y levantó todos los tribunales militares y dejó al resto de los detenidos en libertad a los cinco días, porque se les ponía muy dura la resistencia. Así retomó la calma En realidad, el Cordobazo fue una rebelión obrera y popular.
Alguna gente nos preguntó porqué no habíamos tomado la Casa de Gobierno sencillo: fue porque no estaba planeado tomarla.
La dictadura tenía un peso muy grande y nosotros lo que teníamos planteado resistir, demostrar la capacidad de lucha, dar un paso importante como ejemplo, inclusive para todo el país, de resistencia obrera y popular, para tirar abajo a la dictadura. En verdad, el Cordobazo fue el comienzo del fin de la dictadura.
Un grupo de condenados fuimos a parar a una cárcel en Santa Rosa, La Pampa Estuvimos allí 14 días. El tribunal supremo de las Fuerzas Armadas confirmó nuestra sentencia y en un avión de la Armada nos llevaron al Sur.
— Quisiera aclarar una versión que he escuchado, y que afirma que el Cordobazo fue en cierta forma consentido por intereses ajenos a los trabajadores, por ejemplo por el sector militar que dirigía el general Lanusse, para valerse de ese hecho en propio proyecto…
— Evidentemente, esa versión tiende a minimizar el significado histórico del Cordobazo.
Además, que Lanusse, que cualquier sector de las clases dominantes haya armado el Cordobazo para Ilevar adelante la política de su sector no es nada nuevo A Lenin le dijeron que era un agente alemán porque viajó en el vagón blindado, a Fidel Castro le decían que era un agente de la CIA porque iba Jules Dubois y le ha reportajes. Lenin señaló una vez que «a nosotros no nos intimida el elogio o el insulto del enemigo». Y como el enemigo también tiene contradicciones es evidente c siempre -como a la vez, lo hacemos nosotros-un hecho u otro pretenda ser capitalizado para sus propios fines.
Pero el Cordobazo surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes y que ellos, por sus convicción salen a la calle a luchar. No los mandó Lanusse, ni instrumentó nada. Que luego Lanusse, como sector liberal del Ejército enfrentara a Onganía, sector corporativo del Ejercito, porque la política de éste daba Cordobazos, y por eso había que sacarlo a Onganía bueno sí es lógico. Podríamos decir que el 17 de octubre de 1945 pasó eso, y que dos los movimientos revolucionarios, cuando la clase dominante los enfrenta en la disputa por la hegemonía del poder, puede querer asustar con ellos, puede impulsarlo también magnificarlos pero en lo periférico, en lo subsidiario y no en lo esencial.
Nosotros no podemos creer que pueda ser producto de la mente de Lanusse que 50.000 personas estén luchando en la calle; o que sea producto de la mente de Lanusse que cuando estuvo en Córdoba el compañero Osvaldo Dorticós, al celebrarse cuarto aniversario, esas 50.000 personas prácticamente hayan estado gritando «Cuba, Cuba, Córdoba te saluda» y levantando el puño y muchos haciendo la V con sus dedos. Si todo hubiera sido obra de Lanusse no quedaría nada porque con un simple decreto de Lanusse habrá desaparecido el Cordobazo. Esto es como decir que la Revolución Rusa la hicieron los alemanes.
— ¿Cómo viviste vos y tus compañeros el Cordobazo?
— Dentro de todo ese contexto de lucha estábamos también combatiendo en la calle los obreros de Luz y Fuerza y con ellos, yo.
A mí el fiscal militar me acusó de comando de guerrilla urbana y de allí la condena. ¿Pero, si no existe ahora peligro de represión, cómo estaba organizada la gente, con qué equipo contaba?
-La gente estaba equipada, en general, con elementos rudimentarios.., por ejemplo los compañeros mecánicos tenían gomas con tuercas, otros tenían bombas de estruendo, y alguno, alguna que otra arma de fuego.
La gente se concentró cuando atacó la policía, la gente repelió a la policía con estos y otros elementos, como piedras que encontraba en la calle, luego les prendió fuego, y fue avanzando en la ciudad con nuevas barricadas hasta que una amplia zona de Córdoba, de unos 9 kilómetros cuadrados aproximadamente, estuvo repleta de barricadas. Esto duró hasta la noche, toda la noche y al día siguiente también. El Cordobazo comenzó el 29 pero recién terminó el 2 o el 3 de junio.
El Ejército abría fuego. Incluso, tomaron algunos edificios donde había estudiantes. Hubo muchos francotiradores…
¿Quiénes eran?
— Eran francotiradores…
— Se dicen que eran radicales…
Había radicales, y había peronistas: A los radicales les afectó mucho el golpe militar de 1966, que fue contra Illia, y Onganía tenía esa política corporativa, oscurantista, y los radicales eran los más tocados en ese aspecto a nivel ideológico, pero los trabajadores estaban realmente muy tocados porque cada vez descendía más su nivel de vida, porque cada vez se desconocían más sus derechos. La gente salió a reivindicar un programa de 15 puntos que se había aprobado en el plenario de la CGT Entre esos puntos, está el aumento de salarios, el reconocimiento de derechos que se habían negado a los trabajadores del transporte, reconocimiento del sábado inglés de los trabajadores metalúrgicos. Además, el gobierno había entrado en una corrupción abierta, era posible, por ejemplo, comprar masivamente a policías para contrabandear cigarrillos, u otras cosas. Esto era denunciado por los diarios, especialmente los liberales. Una revista fascista defendía a Caballero, el corporativismo, ese consejo económico social que debían integrar empresarios, trabajadores, estudiantes, profesionales, etc., es decir, las fuerzas de la producción de la sociedad. Estos eran representantes no elegidos, sino seleccionados como «representativos».
La CGT se opuso a este proyecto. Nosotros teníamos una organización reconocida como representante de nuestra clase, y no podíamos reconocer una integración de nuestra clase a una política del capitalismo. Rechazamos entonces el consejo asesor, y lo pusimos como uno de los centros fundamentales en el aspecto político. La gente quizás en su gran mayoría, tal vez no comprendiera lo que era el consejo asesor pero sí comprendía lo que estaba pasando con su nivel de vida, con su permanente relegamiento de las propias organizaciones sindicales, la falta de reconocimiento político, es decir, con la mordaza política, porque los partidos políticos tampoco estaban reconocidos.
Entonces la gente por eso luchaba, y luchó, e incluso, muchos dieron su sangre. El primer compañero caído es de la columna de los mecánicos que avanzan, los enfrenta la policía, que dispara sus pistolas, y cae un compañero. Cuando se corre por la ciudad que habían matado a uno de los nuestros la indignación fue superior y la gente hacía barricadas, tiraba cables eléctricos abajo, tomaba las comisarías, tomó el Ministerio de Obras Públicas, o sea, hubo un germen de «comuna de París». En Córdoba, lógicamente, no se instauró ninguna Comuna, pero hubo un principio. Tal vez, si la CGT hubiera previsto proclamarse poder se hubiera proclamado, por unas horas, evidentemente, pero con reconocimiento de la gente.
— A nivel de lucha callejera, ¿había grupos pequeños de obreros organizados o se avanzaba en columnas?
— Había grupos organizados, por lo general, integrados por cinco trabajadores… -Aparte de la coordinación política de la CGT, había coordinación de las luchas calle -En un comienzo, hasta 3 0 4 horas después de las 11 de la mañana. Luego ya la lucha librada, la presencia del Ejército, dificultó mucho esa tarea y la gente siguió moviéndose por su cuenta, en grupos que se organizaron allí espontáneamente. Pero ahora los grupos que estaban previstos para actuar, para desencadenar lo fundamental y para mantener la coordinación, continuaron actuando en forma permanente.
-Podemos decir, entonces, que el objetivo operacional del Cordobazo fue la ocupación del centro de a ciudad…
-Si, aunque lo principal fue hacer una gran concentración. Luego de realizada esa concentración, era necesario mantenerse en el centro de la ciudad y lógicamente, eso se logró ampliamente y se ocupó la ciudad, hasta que apareció el Ejército y era muy difícil, en la situación de esos días, poder enfrentarlos. La gente se desplazó entonces por los barrios, y también tornó la periferia.
Fuente Acercándonos Ediciones